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KARLA HERENCIA
Artista Transmedia
Corpórea Resistencia

El proyecto consiste en un conjunto aproximado de 12 obras, que mezclan y funden los límites entre técnicas y materiales; constituye una búsqueda de encadenamientos y vínculos conceptuales, un lugar de exploración y experimentación de la apariencia y cualidades de la materia y sus alcances simbólicos.
“Corpórea resistencia” propone descubrir una entidad que es cuerpo-objeto, es un devenir entre objetos y sus aspectos físicos y socio-culturales con el cuerpo y sus implicaciones psicológicas, biológicas y sociales. El proyecto establece asociaciones entre los mecanismo que intervienen en la relación: cuerpo, procesos de producción y tratamiento de los desechos.
La estrategia de las obras es de alguna manera estimular una reacción visceral que incite la psicología interior para crear nuevas formas de observar las afecciones entre sujetos y objetos, entre los cuerpos vivos y la materia inerte. Es un encuentro de uno mismo al encuentro con lo otro, en aquello que uno espera o evita, atrae o incómoda.
Este proyecto parte de que el cuerpo es nuestro vínculo con la materialidad del mundo, es un entramado de relaciones y acciones, en el que se desarrollan mecanismos conscientes e inconscientes, colectivos e individuales, por lo que “Corpórea resistencia” señala al cuerpo como un espacio de tiranteces socio-políticas de algo que se procesa a partir de él y en él. Por lo que se busca revisar el cuerpo desde nuevos vínculos que nos muestren sus resistencias y sus dominios.
Otra de las variables que intervienen, es la condición de desecho de los materiales empleados, gran parte de los materiales son restos de la industria del plástico. El “resto” en primera instancia es producto de los procesos que hacen posible los objetos útiles que son aceptados y adoptados en la cotidianidad de nuestra sociedad, son desechos de los que la institución guarda silencio, objetos indeseables, monstruos que revelan ordenes social entre lo aceptado y lo rechazado.
Pero en segunda instancia, se podría decir que al desecho (especialmente en nuestra contemporaneidad) se le busca un sentido en el intento de recuperar el orden, el desecho es ahora clasificado, reutilizado, estudiado y significado; problematizando la necesidad de una sociedad en la que todo debe ser dominado y regulado, la basura adquiere un precepto de proyección de nuestros valores y nuestras relaciones sociales.
Ambas vertientes advierten una materialidad ambigua, lo que antes era extraño e impropio ahora se incorpora. Esto último pone de relieve la paradoja entre cuerpo y basura, cuerpos que incomodan, rebeldes por su condición de pobreza, cuerpos a los límites de las fronteras, enfermos, envejecidos, que en alguna medida son tachados de grotescos. Cuerpos que al mismo tiempo que son rechazados, son reintegrados, regularizados, por lo que el asunto es revisar: las estrategias y las intenciones ocultas de la normalización, la capacidad de reinvención del que resiste y como nos afecta ser víctimas y victimarios de los sistemas de control.
Karla Herencia es una artista costarricense que actualmente se ha enfocado en esta muestra en la vinculación estética de los objetos, su percepción y sus materiales de origen. Es una mixtura que nos lleva a resistirnos, a sentir duda, empatía o rechazo, hacia formas y entes que nos insinúan una realidad aparente y que retan nuestra percepción, con lo que se abre la discusión en torno a estos provocadores de estímulos así como de ideas.
La provocación es sutil y persistente en cada uno de los componentes de la muestra, y en el conjunto existe esa comunicación transversal que hermana diálogos entre ellos y retoman la vista del espectador, como el curioso analista que descifra esas sensaciones orgánicas y matéricas de los residuos y los desechos, que parecieran ser un acertijo de una realidad conocida.
Karla Herencia es una de las más recientes y futuras artistas promesa del objeto sublime (generador de la experiencia estética) y coloca al espectador ante el reto de las sensaciones provocadas a través de ensambles de corte organicista o definidos en convenciones colectivas por su forma y su apariencia. Un ejercicio sobre la re - construcción de la realidad, cuya estrategia es conectar variables de la compleja pregunta acerca de cuánto la percepción juega con nuestra mente y cuánto ella misma se obliga a darle forma y nombre a aquello que no puede aprehender o abstraer, de forma inmediata y automática.
Vincular el cuerpo con los residuos de la sociedad, amarrar significados para visibilizar lo que se niega por diferente y raro; ese dialogo desde la aproximación hacia una verdad que es definida desde la percepción mediada por factores sensoriales. Todo esto desata reacciones emocionales y pensamientos que la artista estudia para ver desde una estética de la intuición sensible, a un ser humano atado a la idea de una realidad, que se resuelve en el entorno aparente y confuso de lo que lo rodea.
Juan Diego Roldán.
Galería Sophia Wanamaker.
Centro Cultural Costarricense - Norteamericano.

Formas y pensamiento en la obra de Karla Herencia
En la actualidad los jóvenes artistas se alejan de las maneras modernas de hacer arte e incursionan en formas y procesos de producción de imagen que responden a nuevas necesidades de expresión y proyección social.
Las formas artísticas emergentes conectadas con las prácticas de la posmodernidad llevan a los artistas noveles a buscar aquellos materiales y procesos que son importantes -no importa su naturaleza- como vehículos de transmisión de los conceptos y discursos que desean plantear al público.
Desde esta perspectiva cualquier materia es susceptible de ser transformada en material para la comunicación por medio del arte. De igual manera, los procedimientos de construcción y elaboración de las propuestas revestirán formas varias en las cuales priva la sujeción al concepto que mueve al creador en direcciones múltiples para lograr su objetivo.
La obra de Karla Herencia, resultado de un serio y sistemático proceso de estudio, transita por estos senderos, interesada en comunicar ideas relacionadas con asuntos vinculados a la cultura y a la sociedad de nuestro momento. Algunos elementos presentes en los procesos deconstructivos basados en la teoría crítica se vislumbran como ejes que modulan el trabajo artístico de Herencia.
En Corpórea resistencia, título que la autora a dado a su muestra, se delinea un espacio o lugar de visualidad invadido por la ambivalencia y la idea de la transformación. Desde un punto de partida que recuerda lo orgánico y el cuerpo sin llegar a serlo totalmente, Karla construye objetos que entendemos desde la noción de la plástica regida por el color, la textura, la forma y el manejo del espacio. A pesar de esta condición, las piezas resultantes no semejan las formas visuales propias del arte moderno. Si tuviésemos que señalar vínculos con algún referente a nivel de historia del arte será posiblemente el nombre de Eva Hesse el que pronto acuda a nuestra mente. La condición “informe” y “orgánica” quizá visceral para algunos, es aquella que mejor se vincula con la obra de Herencia.
A la autora le interesa la construcción de híbridos que habitan en territorios situados más allá de las categorías de objeto o pintura y que están imbuidos de una identidad formal que los asocia con lo corporal. Esta idea de cuerpo trasciende la noción de lo físico-orgánico porque Herencia le dota de sentidos relacionados también con aspectos socioculturales presentes en nuestro imaginario como evocación vinculada con la organicidad corpórea.
La sensación de lo incierto permea las piezas como intención dirigida a despertar la tensión y yuxtaposición de materialidades y sentidos que se extienden hasta incorporar los mundos de lo individual y lo social. Lo artesanal y lo artístico, el artificio y lo natural, la certeza y la ambigüedad se transmutan en juego constante en la mente del espectador.
Por otra parte, la autora establece una relación de contraste entre los procesos mecánicos, típicos de la producción industrial, de cuya acción resulta el deshecho y los procesos de los reinos de lo artístico y lo artesanal que son fundamentalmente el resultado de un trabajo manual. En este nivel de la propuesta se polarizan acciones humanas de creación y destrucción como actividades que revelan aristas de los usos sociales, económicos y de atribución de sentido.
La investigación realizada por Herencia para concretar esta muestra se informa de nociones que nacen del contacto con estudios sociológicos asociados con el deshecho. Esta dimensión que abarca aspectos de la economía, la sociedad y la cultura contemporáneas plantea la idea de la actitud frente al deshecho, despojo no deseable pero que es; sin embargo, parte del proceso de crear objetos prestigiosos y deseables. Así se revelan las contradicciones y tensiones sociales entre aquello que es aceptado y aquello que se descarta o rechaza como indeseable.
Los materiales que Karla emplea, al cambiar de “lugar cultural” y ser propuestos dentro de la esfera del arte, se regulan, se recuperan e ingresan a un régimen de estatus que opera a manera de metamorfosis que re-significa su condición material de despojo. Al realizar esta operación transformadora de sentido y condición Karla “inventa” una re-generación o “normalización” que se da en el paso de una condición a otra. Al ingresar al orden de la visualidad, esta reciente “invención” genera una paradoja que permite reflexionar sobre las asignaciones de significado y sobre los usos de materiales y objetos en el seno de las dinámicas de la cultura.
La autora afirma sin embargo que su intención no es la de “normalizar” sino más bien la de “evidenciar que lo que se considera normal puede ser tan anormal como viceversa”. Herencia reconfirma; “las percepciones de una u otra cosa se desbordan”, en el ámbito de la experiencia vivencial –piensa la artista- percepción de realidad y realidad misma constantemente se desplazan, los objetos y los cuerpos ponen a prueba las convenciones que se construyen acerca de ellos.
Herencia afirma con respecto a sus obras : “Para mí la obra de arte es un instrumento para reflexionar sobre el proceso de significación, por lo que intento crear modelos de conectividad, es decir formas que materializan y posibilitan enlaces entre las cualidades físicas (matéricas) del objeto, con las proyecciones subjetivas (psico-emocionales) estimuladas por medio de las percepciones sensoriales de un sujeto” – Esto es lo que Herencia entiende por “corporalización” de lo que sucede a partir de él y en él. La autora declara que en este proceso intervienen también dimensiones espaciales, “entendido esto como todo aquello que arroja el entorno o sistema en el que se insertan cuerpos y objetos”.
Para lograr este propósito, Karla destaca en sus obras en particular “los objetos rebeldes que ponen a prueba los sistemas a los cuales pertenecen (desecho y objeto artístico)” a su vez, enfatiza “los cuerpos que desafían los cánones y las convenciones sociales” creando las áreas de ruptura con una acción disruptiva que se convierte en eje de su propuesta.
A la autora le interesa pensar su trabajo plástico desde el ámbito de lo experimental, la exploración y el cambio constante. La configuración formal de sus piezas respira esta condición y concede a las obras una dimensión que entiende lo artístico como “cuerpo vivo” en constante resistencia contra las categorías que le puedan clasificar como una cosa u otra. El corazón de esta propuesta insiste en lo indeterminado, territorio en el cual las cosas parecen y sugieren, pero no son aquello en lo que nos hacen pensar.
Lo familiar y lo insólito, lo frágil y lo estable, lo natural y el artificio, lo animal y lo humano, el orden y lo aleatorio, lo visceral y lo plástico-visual se conjugan como una crisálida dispuesta a transformarse en cualquier momento para sorprendernos nuevamente con distintas e inesperadas metamorfosis.
Efraín Hernández Villalobos.
Curador, académico e investigador.
Escuela de Arte y Comunicación Visual.
CIDEA, Universidad Nacional.

Karla Herencia es egresada y docente de la Escuela de Arte y Comunicación Visual de la Universidad Nacional. He tenido el privilegio de observar el proceso de trabajo, de esta creadora que inicia en el diseño, pasa a la pintura y con perseverancia responsable presenta esta exposición individual.
Inicia su recorrido como creadora visual con su exposición “Corpórea resistencia”. Aborda su mirada al ser, a lo femenino y a una interioridad hecha objeto estético, la creación especifica escultórica. Presentando cuestionamientos para la interpretación del espectador que problematice de forma abierta las diferentes realidades, desde lo plástico y la apertura a la significación.
Hilos, líneas, convergencias, puntos, fibras, pintura, escultura, objeto, interioridad y principios conceptuales para que la comunicación visual de un anclaje y un giro semiótico a la literalidad del cuerpo y lo íntimo, llevando el enfoque del trauma al estudio de la naturaleza visual que representa la resistencia, envolviendo y tejiendo una urdimbre concretada en objetos que preceden de una acción y un gesto.
La joven creadora aporta una trasformación del cuerpo, desde lo poroso, cuerpo social, que no se deja llevar por la estructura y se revela ante la imposición, limite que encara una dualidad entre lo estético, la acción y lo pragmático.
Los efectos de estos objetos no son solo psicológicos también portan la marca de la historia del cuerpo; por una parte, un tejido con agujeros y por otra líneas que abren la lectura a la complejidad de resistir, no solamente a la carencia sino también al acto de sobrevivir en un mundo global que anula, oprime y vacía.
Para el Centro Cultural Costarricense-Norteamericano es una oportunidad de apertura a propuestas jóvenes contemporáneas, a la curaduría para darle al público costarricense la posibilidad de apreciar desde la conciencia crítica una visión del contexto en el que habitamos.
José Pablo Solís Barquero.
Director
Escuela de Arte y Comunicación Visual.
CIDEA, Universidad Nacional.

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